Mariano

Hoy he conocido a Mariano, y ha sido una de las experiencias más gratificantes que he tenido. Tenía una gran inseguridad a la hora de acercarme a un total desconocido como él, pero creo que lo mejor que puedes hacer ante un miedo es enfrentarlo, así que fui a comprar dos latas de cerveza y le ofrecí una de ellas.

Me dejó sentarme a su lado y empezamos una interesante conversación.

Mariano es alcohólico y esa es la principal causa de todos sus males. Vive en la calle por ello desde hace 20 años y ahora tiene 70. Esta mala vida le ha hecho sufrir varias lesiones importantes de las que nunca se curará; tiene 13 clavos en una pierna operada y la rodilla de la otra pierna partida, por lo que debe ayudarse de una muleta para andar los pocos pasos que recorre desde el lugar donde duerme al lugar donde se sienta a pedir dinero, a tan solo 20 metros.
Se ha pasado el verano entero sin moverse de esa plaza dados sus problemas de movilidad. En el mes de Octubre, le vendrán a buscar para llevarle como todos los años al albergue donde duerme hasta que vuelve el calor.

Me ha contado una divertida anécdota: El alcohol no está permitido en el albergue, así que tiene que comprarlo en pequeñas botellas de bolsillo. Como suele llevar colirio por sus problemas de visión, al pedirle a la enfermera del albergue que lo cogiese esta no solo casi le echa las gotas de alcohol en el ojo, sino que se lo confiscó.

Mariano asegura que quien vive en la calle es porque quiere, y dice también que un 95% de las personas que viven en ella no le caen bien.

Resulta asombrosa su cordura y la coherencia de sus palabras. Le he agradecido mucho su tiempo y su conversación, haciéndole saber también que he aprendido mucho de él. “De todo el mundo se aprende” ha sido su respuesta.